24.2.09

Para quererla


No era cuestión de quererla a ella y nada más.


Para quererla había que desarrollar la paciencia, había que desarmarla capa tras capa, conocerla, disfrutarla, entenderla, discutirla, aborrecerla.


Había que entender sus complejos mecanismos y aceptarlos, o resignarse. Había que protegerla sin que ella se enterase, había que cuidarla aparentando desinterés.


Había que alejarse para que ella se acercara, había que dejarla ser sin límites. Había que esperar mucho sin esperar nada. Hasta que ella quisiera.


Pero cuando ella quería, cuando se llegaba al final de tamaño procedimiento, vaya si valía la pena.

4 comentarios:

perra de agua dijo...

me hizo acordar a un juego viejo que hicimos una vez.
este t quedo muy lindo.

Anónimo dijo...

Precioso... tanto que se puede aplicar a un sin fin de situaciones.

**** dijo...

Es por lo menos "interesante" leer la aprobación a este post. Realmente hay algo que valga la pena de ese modo?? Se me ocurre que solo los hijos, pero solo porque ante sus ojos un padre puede llegar a ser superhéroe, porque es lo que al parecer el texto pide, por lo menos para mi, porque, en especial lo que pide es paciencia, algo que me falta en cantidades astronómicas.

Pedacitos Rotos dijo...

Vale la pena según como uno entienda el texto. Me gusta que éste vuele y no ponerle límites con lo que pensé mientras lo escribía. Pero, definitivamente, creo que en ciertas circunstancias, vale la pena.

Add to Technorati Favorites Delicious Bookmark this on Delicious