17.8.09

Loreley

El otro día me acordé de Loreley. No se por qué pero ahí estaba ella, muy instalada en el centro de mi memoria. Loreley era de esas personas que uno observaba aunque no quisiera, encerraba para mí un misterio que me atraía. Era morocha, Loreley. Usaba dos trenzas que acentuaban su carácter infantil y contrastaban con su cuerpo de mujer fatal. Escribía mal Loreley. Y eso en el taller de periodismo se notaba. Pero hasta a la profesora parecía caerle bien Loreley y le perdonaba hasta los errores más groseros.

Loreley se sentaba cerca mío, creo porque le gustaba un amigo. Aunque él estaba demasiado ocupado con sus ideas revolucionarias como para fijarse en Loreley. La profesora también lo quería a mi amigo, aunque creo que no de la misma manera que a Loreley.

Un día ella vino con sus trenzas y su pulover hippie y contó que estaba embarazada. Ahí estaba Loreley contando cómo cambiaba su vida. Terminamos el taller y no la volví a ver. Hasta que el otro día me acordé de ella. Cosas que pasan, como Loreley.


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