19.1.11

Con (o) cimiento


En la lista de cosas que más me duelen, desconocerte será sin dudas siempre la primera.
La sensación de tener desnuda el alma ante alguien que ya no reconozco, con una duda atravesándome el pecho y obligándome a plantearme si algún día te conocí.
La desesperación, la falta de constantes, el dolor, la angustia, el enojo con vos, conmigo, el pasado, el presente y el futuro.
Y me acostumbré a no esperar nada de nadie, pero no puedo hacerlo con vos. Me duele el alma, si es que eso es posible, de no reconocerme en tus ojos, de naufragar en palabras vacías, en sentimientos fríos, en acercamientos que alejan.
Me agradecés y me decís que todo lo que sos es gracias a mi. Y yo aprieto fuerte los párpados y sostengo las lágrimas porque no quiero creer que es así, no puedo pensar que ayudé a convertirte en esto que está tan lejos de ser aquel hombre del que me enamoré, allá lejos y hace tiempo.
Quisiera no saber más de vos, nunca más. Quedarme con el recuerdo de lo que fue y lo que ya no será, con un nunca tímido que no se pronuncia más por tradición que por sentir.
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